Desde el cumpleaños de Haon, Vinxen le prometió una cita cuando ambos cumplieran ciertos meses como novios. Así que ambos estaban nerviosos por ese día, uno muy emocionado y otro… Preocupado.
–¡Sabes que no me gusta usar este tipo de ropa! –se escuchó en la habitación.
–Pero es un día especial Vin –decía con voz triste un chico mientras sostenía dos playeras blancas.
Ambos estaban molestos por la actitud del otro. A pesar de llevar unos meses juntos aún no eran capaces de comprenderse y solucionar sus problemas sin que uno tuviera que ceder.
–¿No puedes hacerlo solo por hoy? –preguntó el chico con voz más suave, intentando ser comprensivo con su pareja.
Cuando Vinxen lo miró lucía tan desanimado que terminó por acceder. –Solo por hoy, y porque te… –se detuvo, sentía como un calor le empezaba a cubrir el rostro.
–Amo –complementó Haon al ver su rostro sonrojado y le sonrió ampliamente, acercándose lentamente hasta estar frente a él.
Una vez que lo tuvo cerca, lo abrazó y besó en la mejilla. Vinxen sonrió de una manera cálida, respondiendo a su caricia, devolviendo el beso que terminó en un ligero y tierno choque de labios.
Durante la cita aunque no estaba muy convencido de usar ropa de pareja –o que fuera similar–, todo iba bien para ambos. El temor de ser vistos por las personas de manera despectiva causaba una ansiedad terrible en él, pero lo que más le preocupaba era aquel chico que caminaba a su lado, sonriendo feliz, sentía la necesidad de protegerlo.
–No entiendo el punto de usar ropa similar. Quiero decir, ya es suficiente con pasar tiempo juntos, ¿por qué deberíamos dar pruebas a los demás de nuestra relación? –decía mientras observaba las demás parejas por la calle.
–¿Por qué no? Somos libres de hacer lo que queramos. Además esto me hace sentir más como… –explicaba, pero fue interrumpido.
–¡Como un tonto! –gritaba un chico a su novia después de que ella le hubiera pedido usar zapatos iguales.
Ambos se detuvieron al escuchar tremendo escándalo, más que nada porque parecía demasiado molesto y en ese estado podría causar un problema.
–No encuentro un motivo sincero por el que me quieras obligar a usar esto. ¿Quieres decirle al mundo que estamos saliendo? ¡Absurdo! Accedí a salir contigo porque pensé que eras diferente, pero parece que me equivoqué –vociferaba, logrando que la persona frente a él comenzara a llorar, por lo que no tuvo opción más que irse antes de que las personas siguieran viendo tal espectáculo, solo se volteó para gritarle –¡Por cierto! ¡Terminamos! –
Los chicos querían hacer algo por la pobre mujer que se encontraba frente a ellos, de rodillas llorando, tan lamentable, así que Haon rápidamente tomó un poco de papel y se lo ofreció, ella agradeció con una ligera sonrisa.
–¿Estás bien? –preguntó Vinxen.
–Lo estaré, gracias –dijo a la vez que se levantaba, intentando recuperar un poco de dignidad para retirarse de aquel lugar.
–¿Viste eso? –cuestionaba Haon mientras sentía como un ligero enojo comenzaba a brotar.
–Sí. Quizá la chica fue demasiado insistente –opinaba aquel que comprendía un poco al chico, pues también él se había sentido mal por ceder a algo que no quería.
–¿De qué hablas? Él fue quien tuvo la culpa. ¿No podía por lo menos ponerse en el lugar de ella? Era un día especial –espetó Haon al escuchar la manera en que su novio hablaba.
–Pero si todos los días son especiales, ¿por qué uno debe sobresalir? –proclamaba mientras lo miraba a los ojos.– No veo necesidad en ello.
–¿Entonces piensas que esto que hacemos justo ahora es innecesario? –preguntaba incrédulo.
–Siendo sincero, lo creo. Estoy aquí porque es algo que tú querías, y no podía simplemente decir algo sin que te molestara. –Recriminó. Para después darse cuenta de que eligió las palabras incorrectas. No era que no deseara pasar tiempo juntos o tener esta cita, porque ciertamente esperaba por este día, pero también quería participar aportando ideas para los lugares o actividades a realizar.
Después, como si un cuchillo atravesara su corazón, veía las lágrimas caer en el rostro de su amado.– Yo… No quería decir eso. Es solo que… –fue interrumpido.
–Te odio. –confesaba el otro mientras se limpiaba.– Esto no tiene sentido. Apresurarnos a estar en una relación cuando claramente somos incapaces de sobrellevar incluso una pequeña discusión como esta. ¡Mírame! ¡Estoy llorando y molesto! ¿Esto siquiera sería posible en otro tiempo?
–Si es así como te sientes, ¿por qué no dejamos esto, tal como esa pareja que estuvo antes que nosotros aquí? –demandaba con una voz seria, cuando en realidad se rompía todo dentro de él.
–¿Por qué no? –replicó para luego irse cabizbajo.
Su ahora ex no daba crédito a lo que sucedía, ¿cómo era posible que en unos minutos todo aquello por lo que habían luchado se desvaneciera como si nada? No fue tras aquel chico, darle su espacio fue algo que aprendió estando con él. Si recordaba el pasado, se daba cuenta de muchas cosas, pero sobre todo, del gran cariño que le tenía a Haon.
“Los días no tienen por qué ser buenos o malos, son solo días, así que disfrútalos”, fueron las palabras que en algún momento le había dicho su hermana. “Tampoco tienen que ser especiales u ordinarios, solo debes atesorar el tiempo, los momentos y… Con quién los pases”. Eso fue lo que intentó durante meses, adorar cada segundo que pasaba al lado del ser que tanto amaba, sin embargo, había olvidado algo importante, decírselo a su pareja. ¿De qué le servía si apreciar todo lo que sucedía si aquel a quien quería no hacía lo mismo?
En su habitación, la persona que anhelaba con desesperación lloraba desconsolada. Una vez que el dolor era menor y al mirar su reflejo en el celular decidió que bañarse era buena opción. Se quitó la ropa, causante de tal estrago. No, él era quien debía ser culpado, ya que no tomó en cuenta la opinión de su… Ex novio. Dejando caer el agua, pensaba si sus palabras atravesarían a Vinxen tanto que él no podría arreglarlo después, pero aquella frase, “te odio”, se mantenía en su mente. Un error, eso había sido. No podía odiarlo pues lo adoraba tanto. Quería disculparse, hacer algo para perdonar y ser perdonado, así que al salir del baño, rápidamente se dirigió a un escritorio cerca de la cama, tomó una pluma y papel comenzando a escribir. Tantas ideas fueron desechadas que pronto se llenó de basura a su alrededor, hasta que finalmente estuvo satisfecho. Esperar se volvió su única opción y esperanza.
Cuando escuchó la puerta abrirse corrió hacia ella tan rápido que al llegar le fue imposible detener su cuerpo, chocando su cabeza contra el pecho del recién llegado.
–¡Auch! –gritaron al unísono. Al oír aquello ambos se recuperaron y preguntaron nuevamente al mismo tiempo– ¿Estás bien? –Se miraron y rieron.
–Yo lo siento. Debí pensar en lo que tú querías, porque una relación, es de dos –se disculpó Haon estirando la mano para entregar el papel en que gastó tantas horas.
–Esto es… Demasiado. –afirmaba Vinxen entregando una pequeña tarjeta en forma de corazón –Parece como si estuviéramos pensando lo mismo. Y al igual que tú, yo también me quiero disculpar. No era mi intención decir aquello. Este día es especial para mí, pero estando contigo, cada segundo celebro por tenerte a mi lado –confesó. –Sé que fui yo quien sugirió terminar, pero… No quiero eso. Tú persona, calidez y lo que te rodea me hace feliz. –reconocía con la voz quebrada.
–Yo tampoco quiero eso. Para mí tú eres la realidad que tardé en comprender. Parte del mundo que admiro, pero en el cual no deseo estar peleado contigo.
Al terminar de decir aquello, sentía como los brazos de su compañero lo rodeaban, y solo se limitó a corresponder. Esa confesión y gesto fueron suficientes, ambos comprendían ahora que quedarse con lo que pensaban sin exteriorizarlo solo los alejaba más. También entendieron que las decisiones debían tomarlas juntos para que ninguno se sintiera incómodo y lograran tener una mejor relación.
En el momento que se relajaron y calmaron, decidieron leer ambas notas en voz alta. Primero Vinxen y luego Haon.
"Como si flotara, como si subiera, como si pesara, como si cayera, como si te odiara, como si… ¿Cómo sería capaz de odiarte cuando te amo tanto?"
Haon
"Verdad y mentira. Miento cuando digo que soy capaz de dejarte siendo yo un verdadero caso perdido al rendirme a una sonrisa tuya".
Vinxen
Luego de leer comenzaron a llorar nuevamente, esta vez no de era tristeza, sino por la profunda alegría la que los inundaba.
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